Según voy cumpliendo años, voy perdiendo el respeto por las
cosas. Después de medio siglo, mi lista de respetables entran en una cuartilla,
la familia, los amigos, ... . Las personas que se miden a ellos mismos en una
prueba extenuante, agónica, por el simple hecho de conocerse mejor y saberse
capaces de realizar hazañas increíbles. Estoy hablando del Maratón, estoy
hablando de héroes.
El domingo dispusimos ir a realizar un rodaje por las entrañas
del maratón de Madrid, Sara, Silvia, Mar y yo, esperamos en el Km 8 el
paso de Tomás, que lo corría por segundo año. Concentrado, con paso firme, con
treinta y tantos kilómetros por delante perfectamente esquematizados en su
mente ..., puestos de avituallamientos, bajadas, subidas y hasta zonas de
concierto. Pasó a nuestro lado, nos miró, nos sonrió y levantó su pulgar. Más
adelante Juanqui, Mabel, David y Pedro le esperaban para acompañarle por diferentes
tramos en su largo recorrido, no volveríamos a verle hasta la llegada.
Nosotros, estiramos un poco, nos apretamos los cordones e inmediatamente nos incorporamos a la carrera. Discurrimos los kilómetros como extraños, ajenos, idos. Estábamos corriendo al lado de valientes y éramos conscientes que los aplausos y ánimos eran robados, y aún así dejamos que nos embriagaran y nos deslizaran por las calles.
El último tramo Pedro fue a recoger a Tomás, la temperatura
empezaba hacer estragos entre los corredores y en tiempo prefijado encararon la
recta final del Retiro. Tomás venía medio inconsciente, viviendo el mundo
paralelo de la negación del dolor. Pedro le animaba y le apuntaba la distancia que
quedaba hasta la meta, como si la lógica hubieran sido desterrada del mundo de
Tomás.
Entraron en 2h58m, casi 20 minutos menos que el año anterior. El tiempo se pudo medir, para el esfuerzo no encontramos balanza.
Mientras tanto, nosotros en el kilómetro 18, en la Puerta
del Sol, como teníamos acordado, abandonábamos la carrera. Si tuvimos dudas y
nos costó incorporarnos, mucho más nos costó el abandonarlo. Hubiéramos seguido,
atrapados por los cantos de sirena y hubiéramos perecido.
No nos corresponde ni
el honor ni la gloria, como a los que lo terminaron, no nos corresponde ni la
grandeza ni el recuerdo para la historia, como le asiste a Tomás. Ni siquiera
me asiste el derecho de hacer esta crónica mía. A todos los que corrieron el
Maratón, rindo mis honores.
3 comentarios:
2:58!!! Qué crack!! Enhorabuena Tomás, felicidades por el carrerón.
Manu
Al final te saliste con la tuya de bajar de tres horas eh!!!! impresionante Tomás, mi más sincera enhorabuena, eres un crack!
juanjo
Tomas, enhorabuena!!!
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