RUNNING RIVAS en Marchamalo, también hacemos canicross

Experiencia en mi primera carrera (la salida)

Los corredores se aproximan a la línea de salida con sus perros siguiendo las órdenes de megafonía. La proximidad de los animales produce tensión entre ellos que empiezan a ladrar y aullar. Tratas de controlar la situación, pero hay 40 perros más que lo hacen imposible. Los decibelios y la adrenalina del ambiente van subiendo hasta que la megafonía queda tapada por los alaridos. Con la vista buscas al juez que dará la salida y como si de una película muda se tratase le ves gesticular.

El caos aumenta y se puede predecir alguna reyerta canina, me agacho y abrazo a Yéicob - ¡Dios mío, cuánto más hay que esperar! Y cuando piensas que la hecatombe está próxima, un hombrecillo baja las manos y sufres un tirón de tu perro que está a punto de mandarte al suelo, dos segundos más tarde los ladridos y la tensión se van transformando en potencia. Ha comenzado la carrera.

El canicross es un binomio irrompible de simbiosis y de complicidad. El reglamento de la prueba no te permite ni tirar ni sobrepasar al perro y cuando este se ralentiza, se para o se sienta solo queda el ánimo para restablecer la marcha. A un kilómetro del final Adrián iba en última posición porque Yéicob se entretuvo con un rebaño de ovejas a las que quería pastorear y solo cuando quiso y creyó oportuno se puso a correr, fueron remontando hasta cruzar la meta en 2ª posición. ¡Buen resultado! Continúa primero en el Circuito Provincial de Guadalajara.

Por mi parte es la primera carrera y después de la tensión de la salida, empecé a correr conservador frenando al perro por desconocimiento del esfuerzo que tendría que realizar. Cuando entendí que el ritmo a seguir no era el mío sino el de Yéicob, empecé a remontar y conseguí un 5º puesto de lujo.

Copas, piensos y lametones

Lo mejor: la mañana de sol, campo y bocadillo