Liberty Circus

¡¡¡Camarero!!! // - ¿qué? // -¡¡¡¡Camareroo!!!! //- ¿qué? // - Una de sangría // - ¿Una de sangría? // - Sangría una vez!! Un circo que llenaba a todos de ilusión…

Una mañana más, y parece que cada vez más temprano, nos disponíamos a ir al circo, una carrera donde todas las criaturas tienen cabida, altos, bajos, gordos flacos, motorizados, o encima de bicis supersónicas e incluso la superabuela de 67 años.

Comienza la función, por delante 1 hora 12 minutos de espectáculo, cargado de emocionantes aventuras y divertidos payasos. Hoy tenemos como participantes a: ¡Alejandro! El hombre bala que saldrá disparado desde la salida y no parará hasta la meta, ¡Estrella! Nuestra elegante trapecista controlando tiempos y fuerzas, ¡Javi! El escapista que huirá del sufrimiento y los malos recuerdos de actuaciones pasadas, y ¡Miriam! La domadora de fieras que vigilará que ninguna se quede más rezagada de la cuenta. Pasamos lista, parece que alguien compró entrada pero las fieras sábanas le aprisionaron en la cama (hablamos de Santi).

Comienza la carrera, ¡atención! Un túnel, cuidado con las cabezas, corremos por la Castellana yegua salvaje pero con cariño conseguimos amansarla y acariciarla de la cabeza a la cola, ¡Cuidado! Una concha con espinas, a muchos ha pinchado, pero a nosotros solo nos picó sin desinflarnos. Ansiada bajada por fin, es hora de escapar de los fantasmas y asi lo hizo Javi consiguiendo deshacerse de los candados que le aprisionaban, del hombre bala solo se ve el rastro, Estrella parecía sobrevolar la carrera sentada en el trapecio porque no había signos de cansancio ni de picaduras de la concha, la domadora a la cola controlando que las fieras no se quedaran demasiado retardadas.

La meta se acerca a nosotros porque ya no nos parece que seamos nosotros los que nos esforzamos por besarla, menciones especiales del payaso director de orquesta por nuestra buena actuación, el público está eufórico, pero que no se preocupen, volveremos a actuar.