No voy a hablar de la media maratón, sino de la carrera que corrimos los que íbamos de la mitad para atrás (a los de delante se los dejo a los medios especializados que ponen nombres y registros) en esta parte suelen estar los que corren maratones, en nuestra mitad los que corremos carreras de 10 Km.
La primera vez suele ser especial para todo, esta fue la nuestra. Tres meses de sistemático entrenamiento, es decir, tres meses hablando de la Media y de vez en cuando, salíamos a correr.
El caso es que el día estaba señalado, alguien se había ocupado de medir la distancia y teníamos unos dorsales que nos obligaban a acudir a la cita.
Lo primero el madrugón. Todavía con la legaña en el ojo vimos una exibición de paracaidistas que aterrizaron en la misma línea de meta. Según se aproximaba la salida vinieron los típicos nervios, para las cuatro gotitas en el inodoro (alguien tiene que inventar algo para esto).
Empezamos a rodar muy, muy, pero que muy conservadores, hubo un momento que nos quedamos parados a 0 Km/h, pero comprendimos rápidamente que a ese ritmo nunca llegaríamos.
Cuando quisimos darnos cuenta, ya estábamos en la Plaza Castilla. Estrella se enrolló con unas alemanas y Santi y yo nos fuímos a buscar a una brigada paracaidista que se atisbaba a lo lejos (para recordar historias de la mili).
Ibamos a toda leche bajando por Serrano y los soldados cantando sin parar, cuando se empezaban a ver las primeras pájaras y tirones que obligaban a echar pie a la acera a los corredores. Y los soldados con el "Mi compañero me apoya en la lucha.... tralará..tralará).
Decidimos cambiar de emisora e intentar dar caza a otro tercio que iba más adelante.
No estaba mal, las canciones eran mas cortas y había mas "Vivas Españas". Estos si que iban deprisa. Cuando quisimos reaccionar estabamos al lado del kilómetro 17, junto al Retiro, petado de animadores y con ellos vienieron los primeros pinchazos, la primera ampolla, el primer tirón y la primera agonía. Nos habíamos dejado llevar por los cánticos de sirena y la cuesta de Felipe II nos dio un bofetón en la cara, devolviéndonos a la realidad.
En la puerta de entrada al Retiro, con movimientos espasmódicos, para controlar las contracturas, asistimos perplejos como a la voz de "En columna de a tres en formación, ar) los soldados hicieron tres filas pretas e incrementaron el ritmo, para pasarnos como una locomotora, donde el primero llevaba un palito con una bandera del regimiento, durante 20 Km.
A partir de ahí Santi y yo perdimos la conciencia. En la fotos se nos ve sonriendo, no lo recordamos. Sólo recobramos la lucided, con en tercer plátano que nos dieron en la llegada.
No sé como llegamos, solo puedo decir que de las ocho brigadas paracaidistas que corrieron, llegamos entre la séptima y la octava. ¿El tiempo que hicimos? Alguien nos lo dirá.
Estrella, según nos cuenta con las alemanas y la fotógrafa del curro que se encontró, se fueron a tomar unas birras y unas tapitas en un bar próximo al km 10.
De vuelta al crudo asfalto, bajó por Serrano a toda leche, bueno a toda cerveza, o tal vez fue el Fost Print que tomaron. Llegando al Retiro, el corazón casi se le sale del pecho, cuando vio al grupo personalizado de animación que habíamos contratado para el evento (Miriam, Adrián, Jaime).
Lo de la cuesta del km 19 fue otro cantar, valoró correrla de frente, en diagonal de izquierda a derecha o haciendo zetas, pero al final optó por la semienconsciencia y el viaje astral, para coronarla.
Estuvimos buscándola por la meta, sin encontrarla durante un buen rato, al final lo encontramos con las alemanas en la barra de Buckler comentando la carrera.
Supongo que la otra primera mitad de la carrera, los de delante, fue distinta y ganaron los de la foto con los dorsales 1, 2 y 3. Pero yo me quedo como ganadores con las ocho brigadas paracaidistas.
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